viernes, 4 de abril de 2014
El sector financiero está amañado - Stock Market Is Rigged
Michael Lewis ha pasado de ser un autor de referencia para el sector económico a uno de los ensayistas más importantes a nivel global. A finales de los años ochenta, describió su experiencia en Wall Street en El póquer del mentiroso (Alienta), y consiguió que Moneyball: Rompiendo las reglas, en el que analizaba el programa que permitió alcanzar el éxito al equipo de béisbol de Oakland, fuese adaptado al cine en una película protagonizada por Brad Pitt. Ahora vuelve al sector financiero con un libro que ya está dando mucho que hablar y en el que denuncia que el sector financiero “está amañado por una combinación de las bolsas, los grandes bancos de Wall Street y los traders de alta frecuencia (high frequency trading)”. En concreto, Lewis detalla un sistema por el cual estos traders sacan provecho de las ventas de acciones ordinarias, inflando sus precios. “Voy a utilizar un ejemplo. Si yo soy un trader ordinario en un banco, o un inversor en Manhattan, e intento comprar acciones, pulso un botón que dice que voy a comprar 10.000 acciones de Microsoft”, explicó Lewis este pasado fin de semana en el programa de la CBS 60 minutos, actualmente presentado por Steve Kroft. “La petición pasa por el túnel de Lincoln y llega a un lugar que se conoce como BATS”, prosiguió el autor de Flash Boys: a Wall Street Revolt (W.W. Norton & Company), que ha sido publicado este martes. “Allí esperan los traders de alta frecuencia, que tienen algoritmos capaces de determinar qué es lo que quiero hacer”. En ese momento, compran las acciones que ha solicitado el minorista y las revenden a un mayor precio. ¿Están haciendo eso de verdad?, preguntaba Kroft, sorprendido ante la acusación. “Lo están haciendo, pero no para vencerme a mí, que es sencillo, sino para vencerse mutuamente”, explicaba Lewis, que recordaba que los traders ordinarios operan a una velocidad mucho menor que los de alta frecuencia, lo que permite que estos últimos saquen continuamente ventaja (y unos escasos céntimos) a sus competidores. Es lo que el autor denomina speed advantage, o ventaja por la velocidad, y que puede dirimirse en milésimas de segundo. “Es más que suficiente para identificar aquello que vas a hacer y hacerlo antes que tú en tu perjuicio”, señaló Lewis en la entrevista en la cadena CBS. “Es front running legalizado”, concluyó el hombre que en su día recordó a los alumnos de Princeton que, en realidad, el éxito no está tan determinado por el esfuerzo o el talento sino por la suerte. “Es una locura que sea legal para ciertas personas tener noticias avanzadas sobre los precios y lo que los inversores piensan hacer. Es simplemente una chaladura. No debería ocurrir”. Se trata de una tesis muy parecida a la que mantenía Robert Harris en El índice del miedo (Ed. Grijalbo), a partir de la cual explicaba cómo la dependencia del sector financiero de las máquinas podía conducir al cataclismo. Como abordamos en un artículo previo, el high frequency trading está definido por la “fuerza bruta”, tal y como aseguró un quant británico. “Cuanto más rápido sea tu ordenador, más rápido será tu programa. Estamos hablando de milisegundos, así que hasta la velocidad de la luz es significativa”. Ello también daba lugar a una feroz competencia entre estos sistemas de trading por operar con una mayor velocidad. Como explicaba Roberto P. Reizábal, un quant research trader, la calidad de los programas y la cercanía física respecto a los servidores son factores decisivos. “Cuando avanzas una orden, los mercados tienen la obligación de ejecutarla al mejor precio existente en los mercados. Lo que hacen estos programas es engañar a la orden para que la ejecute al peor de los precios existentes”. Algo muy semejante a lo que Lewis averiguó de mano de Brad Katsuyama, del Royal Bank of Canada, el auténtico protagonista de Flash Boys. Algo pasa, y no sabes lo que es Todo comenzó después de que el Royal Bank of Canada, para los que Katsuyama trabajaba, comprase Carlin Financial. Fue entonces cuando el banquero se dio cuenta de que algo no marchaba como debía en el mercado americano. De repente, sus programas dejaron de funcionar correctamente y las ofertas se desvanecían ante sus ojos, lo que le impidió realizar su trabajo correctamente. Para junio de 2007, era evidente que algo ocurría y recurrió a la solución final: llamar al servicio técnico, que lo tomó por loco. “Me dijeron que era porque yo estaba en Nueva York y los mercados estaban en Nueva Jersey, y mis datos de mercados eran lentos”, cuenta Katsuyama en un adelanto del volumen que se ha publicado en las páginas de The New York Times. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de cómo el trader, que compraba grandes cantidades de acciones para sus clientes, cambiaba el mercado en el mismo momento en que pulsaba el botón de enter, haciendo desaparecer de su pantalla aquello que quería comprar. Cuando intercambió opiniones con otros inversores de Wall Street, se percató de que no era el único. El siguiente paso para Katsuyama fue contratar a Rob Park, un talentoso informático, que le ayudó a averiguar qué estaba ocurriendo exactamente en el mercado americano. Cuantas más acciones intentaban comprar, menos estaban disponibles. Excepto en el caso de BATS, donde podían comprar todo aquello que querían. Fue entonces cuando se iluminó la bombilla de Katsuyama y Park. Los servidores de BATS eran los más cercanos geográficamente, y una orden podía tardar dos milisegundos en llegar, mientras que los restantes lo hacían en cuatro. La solución fue diseñar un programa que retrasase las órdenes para igualar todas las velocidades, algo de lo que se encargó el programador Allen Zhang. Ello eliminaba la ventaja que unos bancos tenían sobre otros a la hora de utilizar la fibra óptica, y pronto, le dieron un nombre a este sistema más igualitario: Thor, que más tarde pasaría a configurar la red IEX, que ha sido respaldada por organizaciones como Goldman Sachs o Greenlight Capital. “Vendemos confianza. Vendemos transparencia”, señaló Katsuyama en el programa americano. Lewis, en medio de la polémica No todo han sido parabienes, claro está, puesto que la red ha hecho dejar de ganar millones de dólares a los high frequency traders que se aprovechaban de esta diferencia entre velocidades. En Business Week, Peter Nabitch de Allston Trading, señalaba que Lewis había simplificado en exceso el funcionamiento del mercado. En una serie de tweets, William O’ Brien, CEO de BATS, aseguraba, después de leer el libro, que “es una demonización injusta de toda una industria con el fin de promover el modelo de negocio de una única firma”. Otro de ellos es John Nunziata, de BNP Paribas. Al parecer, el banquero envío un correo electrónico a sus clientes en el que advertía de que Lewis es uno de los inversores de IEX. BNP aclaró, en unas declaraciones realizadas a Business Insider, que la información era errónea y que no representaba el punto de vista del banco. Por su parte, el propio Lewis publicó un mensaje en Facebook en el que afirmaba que no tenía ningún interés oculto con IEX. “¿Quién comienza un rumor en Wall Street?”, se preguntaba. “¿Por qué lo repite un gran banco? El nombre del tipo de BNP es John Nunziata. ¿Sabe su madre lo que hace para ganarse la vida?”.
EL CONFIDENCIAL
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